Y otras formas de no monogamia

 

¿Es posible el poliamor?

Durante años –y todavía hoy- nos han dicho que la monogamia es la única manera –y por tanto la correcta- de relacionarnos; que la pareja heterosexual es el vínculo afectivo "natural" entre las personas –todo lo demás son desviaciones-, y que el amor y la sexualidad deben ofrecerse en exclusiva a una única persona, a ser posible de por vida y con el objetivo de formar una familia.

No es así. Al menos no para todas. Hay personas que vivimos nuestra vida sin poner a la pareja monógama en el centro (y sin ofrecerle exclusividad romántica o sexual). Eso no significa que seamos personas con pánico al compromiso, adictas al sexo o confundidas. Somos personas que nos atrevemos a querer a nuestra manera, sin que nadie nos imponga cómo debemos hacerlo.

Hablemosdepoliamor.com es un espacio para compartir, cuestionar y construir nuevos modelos de relación. Si te sientes fuera del mapa porque nadie valida tu manera de entender el amor, la sexualidad (y la vida, al fin y al cabo), sé la primera persona en darle nombre a tu realidad. Porque existe y es legítima, si todas las partes implicadas están ahí libre y conscientemente. Que nadie te haga creer lo contrario.

Hablemos de poliamor y de otras formas de no monogamia. Hablemos de las infinitas maneras de relacionarnos; de orientación sexual e identidad y expresión de género. Hablemos de monogamia. Hablemos de sexo, fetichismos y perversiones varias. Hablemos de feminismo y de las transformaciones políticas que requiere (y supone) lo personal. Hablemos de amor. Pero sobre todo pongámoslo en práctica.

Algunos aspectos a tener siempre presentes
  • El poliamor no es sinónimo de miedo al compromiso ni es un eufemismo para la promiscuidad (existen personas poliamorosas promiscuas, con una libido “pro medio” y asexuales). El poliamor y cualquier práctica no monógama ética y consensuada requieren más esfuerzo, valor, compromiso y comunicación que una relación monógama convencional (principalmente por la falta de referentes y el estigma que recibimos).
  • Se repite mucho que para poder disfrutar del poliamor se requiere una autoestima muy alta. El prefijo auto aquí es de lo más falaz que conozco, ya que la mirada externa (y las violencias estructurales) nos condicionan. La autoestima es política y, aunque también requiere de un trabajo personal, aspiro a vivir en un mundo donde pueda recibir amor incluso en los días en que no soy capaz de quererme yo misma.
  • Quien cree que el amor (romántico) es un recurso finito tendrá siempre miedo de compartirlo con más de una persona, por temor a que se agote. Uno de los grandes mantras poliamorosos es que el amor es infinito, pero el tiempo no. Bien, sin querer tirar piedras sobre nuestro tejado, el amor requiere tiempo y una materialidad de la vida. Pararte a pensar qué quieres y, sobre todo, qué puedes ofrecer, te será de gran ayuda para relacionarte de forma no monógama en una sociedad neoliberal como la nuestra (que nos aísla y agota constantemente).
  • El amor es más complejo que encontrar a tu media naranja e irte a hacer zumo. Nos organizamos socialmente por amor y cuestionar la centralidad de la pareja en nuestras vidas es mucho más útil que poner el foco exclusivamente en lo romántico o en lo sexual.
  • Creo que sin una mirada transfeminista y anticapitalista todo esto de la no monogamia puede caer en papel mojado y convertirse en ser un privilegio para los de siempre. ¿Trabajamos para que esto no suceda?

Un anillo en el dedo no provoca una anestesia en los genitales

(Fragmento de Ética Promiscua, de Dossie Easton y Janet W. Hardy)